La arquitectura es una profesión con un importante rol en cuanto a la sostenibilidad del planeta, o mejor dicho, en cuanto a la sostenibilidad de la especie humana, ya que aunque nosotros dejemos de habitar la Tierra, el planeta continuará existiendo, y con vida …
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Cuando intentamos indagar qué es la arquitectura sostenible entramos en un laberinto demasiado extenso, donde en muchos casos los caminos se cruzan y en otros los caminos acaban en un callejón sin salida. Encontramos términos asociados como bio-arquitectura, arquitectura verde, arquitectura ecológica, y también estandarizaciones que intentan indicarnos qué debemos hacer para que nuestra arquitectura sea responsable con el medioambiente. Vamos desde sistemas tipo LEED estadounidense a sistemas BREEAM británicos, pasando por el PASSIVHAUS alemán. Todos quieren dejar en claro qué es ser “sostenible” y cómo se deben aplicar conceptos arquitectónicos para cumplir con el desafío de ser “verdes”.
La sociedad ha creado conciencia sobre que el planeta no resiste otra generación de despilfarro energético y mal trato ambiental. Algunos fomentan el uso de placas fotovoltaicas, otros dicen que una azotea con césped es “eco”, hay quien prefiere ponerse una caldera con pellets, y otros se enfadan cuando el termostato está a más o menos grados de lo que debiera, todo eso es correcto, lo importante es planificar y analizar qué intervención es más eficiente. Poner paneles solares en una región donde la mitad de los días son nublados quizá no sea la mejor opción, o poner caldera de pellets cuando el bosque mas cercano está a cinco mil kilómetros tampoco, y un frente acristalado en el desierto mucho menos, aunque el cristal sea cámara y con film antisolar.
Asi como ya nadie debate hoy en día si la esclavitud tiene algún fundamento, o si la igualdad entre personas de diferente genero es normal o no, el objetivo social de esta generación es asimilar, de igual forma, que el planeta Tierra no tiene “plan B”, hay que cuidarlo, y para ello debemos hacerlo en todos los frentes, y en especial, en lo que refiere al hábitat más inmediato.
La responsabilidad que tenemos los arquitectos es muy grande, y el compromiso asumido debiera ser tan sagrado como el juramento hipocrático de los médicos, o nuestra arquitectura es responsable con el medio ambiente, o la disfrutarán cucarachas en unos cientos de años, porque no habrá personas para hacerlo.
(el presente artículo fue escrito para la revista «Empresa & Medio Ambiente, en su ejemplar de abril del 2019, a pedido de la Fundación Agreste, Delegación España)